La infidelidad puede definirse como una determinada acción que tiende a la ruptura del pacto normativo dentro de una relación. Si hablamos específicamente del vínculo de pareja, la infidelidad abarca no sólo el aspecto sexual. Podemos hablar de “infidelidades”: amorosa, financiera, familiar, etc. que dan cuenta de que un acuerdo previamente establecido se ha roto.
¿Qué es y que no es infidelidad? Esto es muy particular de cada vínculo, y se define en el contrato, implícito y explícito, que realizamos con nuestra pareja de lo que está permitido y lo que no dentro de la relación. Por ejemplo, hay parejas que permiten que ambos miembros tengan encuentros sexuales con terceros, pero sería imperdonable que se involucren emocionalmente con algún compañero/a ocasional.
Vamos a concentrarnos específicamente en la infidelidad amorosa- sexual. En nuestra sociedad actual, es bastante habitual encontrar parejas que establecen un pacto de exclusividad en este aspecto. Es decir, practican la monogamia. La ruptura de éste ocasiona una gran inestabilidad en la relación, tan intensa que en numerosos casos lleva a la separación definitiva.
Esto ocurre principalmente por varios motivos: el impacto emocional producido, que le lleva quien la padece a experimentar rabia, tristeza, decepción, resentimiento, y una enorme carga de angustia. El pensamiento recurrente acerca del hecho, dado que quien ha sido traicionado se pregunta una y otra vez qué es lo que salió mal, por qué su pareja se involucró con un tercero, serias dudas acerca de su posibilidad y deseo de perdonar la afrenta. Puede aparecer también una percepción de culpa e inferioridad, que conduce a un perjuicio en la autoestima y valía personal.
La reconstrucción del vínculo de pareja luego de este hecho es un desafío. Los temores, el rencor y la dificultad para poder confiar nuevamente en la pareja son algunos de los obstáculos que se deben enfrentar. Así también, pueden preguntarse por los motivos que desencadenaron el acto, y revisar si éste posee relación con conflictos no resueltos en el vínculo.
El proceso de perdonar y ser perdonado es un paso esencial para llegar a la reconciliación, si es lo que se desea, aunque éste puede sobrevenir sin que necesariamente la relación continúe.
Es importante saber que perdonar no significa que quien sufrió la infidelidad olvide lo sucedido y continúe su vida como si nada. Pero tampoco es saludable que se utilice como un elemento de castigo o manipulación, o que genere una actitud de control sobre cada acción del otro miembro de la pareja. Por ello, es fundamental que ambos se sinceren consigo mismos y se pregunten si están dispuestos a trabajar y aprender sobre lo ocurrido.
Autor: Lic. Mariana Sconfianza
Psicóloga Clínica Mat. 2939
