El perfeccionismo propicia la adicción al trabajo

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El perfeccionismo propicia la adicción al trabajo
Cuando el trabajo se vuelve una adicción

La adicción al trabajo es a menudo utilizada como una fuente de orgullo, sugiriendo que una persona es muy trabajadora o muy responsable con su trabajo. En su sentido más negativo y también más ajustado a la realidad, la adicción al trabajo es realmente una enfermedad relacionada con el trastorno obsesivo-compulsivo. Las personas afectadas, literalmente, no pueden dejar de trabajar, y esto puede llegar a convertirse en un serio problema.

Visto desde la perspectiva de la enfermedad o la compulsión, no cabe duda de que la adicción al trabajo puede afectar negativamente a muchos aspectos de la vida personal de quien la padece. Estas personas pueden llegar a tener una vida social inexistente fuera del entorno de trabajo. Las relaciones conyugales y la propia paternidad se descuidan también a causa del trabajo, convirtiéndose en una fuente importante de estrés.

                               

El desequilibrio creado puede dar lugar a un sufrimiento significativo para el adicto al trabajo, así como para la familia que se ve afectada por la enfermedad. Una reciente investigación realizada por psicólogos de la Universidad de Kent sugiere que ser perfeccionista y estar muy motivado en el trabajo contribuye directamente a ser un adicto al trabajo. Los resultados de esta investigación han sido publicadas en la revista Personality and Individual Differences. Dirigido por el Dr. Joachim Stoeber, el equipo de investigación se propuso explorar las razones por las que algunas personas sienten la necesidad de trabajar en exceso y de forma compulsiva. Para ello investigaron los vínculos entre la adicción al trabajo y dos formas de perfeccionismo conocidas:

  • El perfeccionismo auto-orientado, por el que la persona se auto impone altos estándares y obligaciones para sí misma.
  • El perfeccionismo socialmente prescrito, por el que el sujeto siente que los demás tienen altos estándares, y que la aceptación por parte de los demás está condicionada al cumplimiento de estas normas.

Entre sus hallazgos, descubrieron que los perfeccionistas auto-orientados mostraron niveles significativamente más altos de adicción al trabajo. Esto se debió en parte a que este grupo está motivado por una serie de factores internos y externos, tales como el autocontrol y la recompensa, que los empuja a trabajar de forma adictiva o compulsiva. Por el contrario, los perfeccionistas socialmente prescritos no eran propensos a convertirse en adictos al trabajo.

"Las relaciones conyugales y la propia paternidad se descuidan también a causa del trabajo, convirtiéndose en una fuente importante de estrés"

El Dr Stoeber concluye al respecto de su investigación: “Nuestros hallazgos sugieren que el perfeccionismo auto-orientado y la motivación en el trabajo contribuyen a la adicción al trabajo, mientras que el perfeccionismo socialmente prescrito no lo hace. Nuestros resultados también sugieren que la adicción al trabajo en los perfeccionistas auto-orientados es impulsada por un tipo de motivación que se caracteriza por la implicación del ego, las recompensas internas y el castigo“.

El exceso de cualquier tipo de actividad lleva a un desequilibrio en la vida, y trabajar en circunstancias muy estresantes puede dar lugar a una vida más corta y menos satisfactoria, con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares, además del sufrimiento que el propio desequilibrio emocional genera.

                      
Así pues, aunque trabajar demasiado o compulsivamente puede llegar a ser un asunto del que alardear, es claro que también puede contribuir a una existencia menos equilibrada y en consecuencia menos feliz y productiva.

Fuente: Psicopedia

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